Hacia fines del siglo XIX, Lota operaba cinco piques y una gran fundición: unos 2.200 trabajadores, 800 t diarias y 10.589 t de cobre desde 50.800 t de mineral. A 100 m bajo el mar, máquinas y caballos sostienen esta historia.
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Hacia fines del siglo XIX, Lota operaba cinco piques y una gran fundición: unos 2.200 trabajadores, 800 t diarias y 10.589 t de cobre desde 50.800 t de mineral. A 100 m bajo el mar, máquinas y caballos sostienen esta historia.
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En 1890, Lota, Coronel y Lebu destacaban en Chile por la fabricación de ladrillos refractarios hechos a mano, aunque menos perfeccionados que los ingleses, pero resistentes al fuego. Su producción reflejaba un incipiente desarrollo industrial en materiales como ladrillos, cal y arcillas.
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